Trastorno obsesivo compulsivo – TOC en adolescentes
El Trastorno obsesivo compulsivo es una afección que provoca gran malestar en la persona que lo padece y que, en la adolescencia, puede generar un estrés todavía mayor. En este sentido, como en otras muchas afecciones mentales, la detección precoz constituye un factor fundamental a la hora de mejorar el pronóstico. Por sus características en estas etapas del desarrollo, el TOC, se condiciona la presencia de esta afección con la coexistencia o comorbilidad con otros trastornos, por ejemplo, ciertos tics o el Trastorno de Gilles de la Tourette se encuentran frecuentemente asociados a la aparición del trastorno obsesivo compulsivo, con cifras que indican que, alrededor del 50% de los adolescentes con síndrome de Gilles de la Tourette desarrollan TOC y alrededor del 60% de los mismos tienen un histórico previo de trastornos por tics a lo largo de la vida.
Así mismo, también existe una alta comorbilidad del TOC con otros problemas de ansiedad en estas etapas del desarrollo, especialmente con la fobia social, la ansiedad por separación, las fobias específicas y el trastorno de ansiedad generalizada.
¿Qué es el Trastorno Obsesivo Compulsivo?
El Trastorno Obsesivo Compulsivo es una condición de salud mental que se caracteriza fundamentalmente por provocar pensamientos no deseados (obsesiones) que provocan comportamientos repetitivos (compulsiones), interfiriendo con ello en las actividades diarias y causando un gran sufrimiento emocional y un ciclo estresante de estos pensamientos y acciones para la persona.
¿Qué son las obsesiones?
Las obsesiones son pensamientos, imágenes reiterativas e impulsos que provocan gran ansiedad en la persona, pues son intrusivos, persistentes y no deseados causando aflicción y angustia. En cada persona son distintos, pero pueden ser, por ejemplo, pensamientos y miedos acerca de cosas que podrían llegar a suceder, dudas persistentes sobre si las cosas están bien o imágenes persistentes que se perciben como incorrectas o malas.
Algunos de estos pensamientos recurrentes pueden girar en torno a:
¿Qué son las compulsiones?
Las compulsiones, también denominadas rituales en este trastorno, son la consecuencia de estos pensamientos intrusivos, y consisten en comportamientos que, la persona, siento con una gran necesidad de llevar a cabo como una forma de detener los pensamientos y reducir la ansiedad relacionada con las obsesiones, arreglar las cosas, estar seguro o cerciorarse de que no sucederán cosas malas. Estas compulsiones se caracterizan también por ser excesivas y, frecuentemente no tener una visión realista con el problema que pretenden solucionar.
Entre las compulsiones más frecuentes encontramos:
¿Cómo viven el trastorno las personas con TOC?
La mayoría de las personas con TOC pueden darse cuenta de que los pensamientos y los rituales no tienen sentido. Pero esta condición los hace sentir inseguros, pues sienten una fuerte necesidad de llevar a cabo el ritual. Sienten que si no lo hacen, algo malo podría pasar. Esta circunstancia puede ser especialmente negativa en los adolescentes, pues a pesar de que ya tienen la madurez necesaria para comprender parte de la situación, su capacidad de gestión emocional todavía se encuentra en desarrollo y su vulnerabilidad es, en general, mayor a la de una persona adulta.
En el trastorno obsesivo compulsivo, al igual que sucede con los adultos, aunque en principio, los rituales brindan cierto alivio a los malos pensamientos y sentimientos, suelen ir incrementando su periodicidad y exigen al adolescente más tiempo y energía. Además, los pensamientos preocupantes siguen volviendo, de forma que esta situación desencadena un ciclo muy estresante.
Tener en cuenta el ciclo evolutivo
No podemos olvidar que, la adolescencia es un momento de grandes cambios que, muchas veces, generan conflictos a nivel psico-emocional en los adolescentes, que se encuentran dentro del ámbito normal de su evolución y desarrollo. Por esto, es importante saber diferenciar entre una verdadera afección mental y la simple presencia de ciertos pensamientos “recurrentes” o comportamientos a priori bastante similares a los del trastorno obsesivo compulsivo, pues durante la adolescencia pueden ser más o menos frecuentes como elementos comunes evolutivos y no ser indicadores de riesgo, ni una manifestación de dicho trastorno.
La principal diferencia se encuentra en ciertos que sí pueden llevarnos a pensar que el menor padece dicha afección, esto es, cuando los pensamientos causan gran malestar y angustia, al igual que las compulsiones o comportamientos, que pasan a ocupar más tiempo del deseado para el adolescente, afectando a su bienestar e interfiriendo en su actividad normal
En cualquier caso, frente a cualquier síntoma que nos indique este malestar por parte del menor, es necesario acudir a un profesional, pues se trata de una afección sumamente incapacitante que, abordada a tiempo y con una terapia apropiada puede tener mucho mejor pronóstico que en un adulto.
Tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo
Cada adolescente es único, por tanto será necesario que el abordaje terapéutico se realice de manera personalizada, pero a grandes rasgos, el objetivo principal será ayudar al adolescente, ofreciéndoles los recursos necesarios para re-elaborar y poder aprender a neutralizar sus pensamientos obsesivos, generando a su vez nuevos hábitos que consigan reducir la ansiedad, tanto a novel cognitivo como físico y le ayuden a romper con las asociaciones directas entre el pensamiento obsesivo y la compulsión.
Además, la terapia puede ayudar al adolescente a aprender habilidades de afrontamiento y alivio de la ansiedad, formas para lidiar con los pensamientos preocupantes y hacer frente a los miedos de manera segura y resistirse a la realización de los rituales.
Es importante también ofrecerles herramientas de gestión emocional y trabajar la autoestima, así como colaborar con las familias, entendiendo que, esta, tiene un papel fundamental a la hora de sostener emocionalmente al menor y facilitar su progreso terapéutico.
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