Qué es la autoestima?
La autoestima se puede definir como el resultado emocional que se genera si aceptamos y queremos nuestro autoconcepto.
Surge de la observación objetiva y la estimación y aceptación de nuestro autoconcepto.
La autoestima no es un concepto fijo y estable, pues es variable en función de nuestra situación vital y circunstancias. Se va modificando a lo largo de nuestra vida.
Diferencia entre autoestima y autoconcepto
La autoestima es un término muy ligado al autoconcepto, pues la autoestima se fundamenta en el autoconcepto. La diferencia es que la autoestima está más relacionada con la valoración subjetiva que tiene alguien sobre sí mismo.
¿Qué es el autoconcepto?
La autopercepción forma un concepto mental de quiénes somos y cómo somos. Todos tenemos una imagen mental de nosotros mismos, es decir, una idea interna de cómo somos tanto física como psicológicamente.
Esta imagen la formamos desde la infancia. La idea que nos formamos de nosotros mismos puede coincidir con la idea que tienen los demás acerca de nosotros, o incluso con la propia realidad.
Cuanto más realista sea el autoconcepto, mejor será nuestra interacción con el ambiente que nos rodea, mejor nos aceptaremos a nosotros mismo, tendremos mayor capacidad de crecimiento personal y más sólida será nuestra autoestima.
Importancia de la autoestima
La autoestima es la base de la salud psicológica, pues si la autoestima es adecuada, se puede interactuar con el mundo de form sana, nos podremos afirmar en cualquier situación y defender nuestros derechos sin alteración. Si tenemos una autoestima sana, somos muy poco vulnerables a las agresiones emocionales del entorno y sabremos defendernos con tranquilidad, aceptándonos de manera incondicional, lo que nos hará estar satisfechos con nuestras reacciones y comportamientos.
Tener una autoestima sana previene enfermedades psicológicas como la depresión o la ansiedad. También es una de las bases de las relaciones humanas, y, por tanto, afecta de una manera directa a la manera en la que actuamos y nos relacionamos con los demás.
Algunos ejemplos de comportamientos de una persona con una autoestima sana son:
- Defender sus derechos personales, aunque encuentre oposición o agresiones emocionales
- Su seguridad personal es tal que es capaz de modificar su opinión o criterio si se le demuestra que estaba equivocada
- Es capaz de actuar según su propio criterio, sin sentirse culpable cuando los demás no estén de acuerdo
- No piensa ni se preocupa en exceso por lo que haya ocurrido en el pasado ni por lo que pueda ocurrir en el futuro
- Confía en su capacidad para resolver sus propios problemas
- No se deja manipular
- Reconoce y acepta diferentes sentimientos y emociones en sí misma, tanto positivos como negativos
- Es sensible a los sentimientos y necesidades de los demás
Causas de los problemas de autoestima
Podemos distinguir dos grupos de factores que configuran de qué manera nos percibimos a nosotros mismos:
Factores externos
Cuando hablamos de factores externos nos referimos a las experiencias, acontecimientos o circunstancias que han sucedido a lo largo de nuestra vida. Estos factores son decisivos a la hora de configurar nuestra autoestima. En estos factores podemos englobar la forma en la que hemos actuado o resuelto ciertas situaciones a lo largo de nuestra vida, pues esto nos hace sentirnos más o menos competentes en diversos ámbitos.
También podemos encontrar a terceras personas con las que nos interrelacionamos; la forma en la que nos tratan, la valoración que hacen de nosotros o los mensajes que nos tratan de trasladar son decisivos también a la hora de la configuración de nuestra autoestima.
Factores emocionales
La interpretación que hacemos de nosotros mismos también es fundamental a la hora de dar forma a nuestra autoestima. La valoración de nuestros logros o la explicación que conferimos a nuestros fracasos son cuestiones básicas en la evaluación que hacemos de nosotros mismos. Asimismo, estos factores emocionales influyen en la manera en que nos sentimos.
Síntomas de los problemas de autoestima
Cuando una persona tiene una baja autoestima, suele desarrollar una serie de comportamientos concretos. No se puede generalizar en todos los casos, pero algunos de los síntomas suelen ser:
- Necesidad de aprobación por parte de otras personas
- Dificultad en la toma de decisiones
- Dependencia hacia otras personas a quienes consideran mejor preparadas
- Miedo a afrontar nuevas situaciones o retos, a salir de la zona de confort
- Tendencia a pasar desapercibidos en situaciones sociales
- Autocrítica excesiva
- Actitud negativa o derrotista
- Falta de ambición
- Descuido de la apariencia física
- Timidez e inseguridad
- Importancia excesiva a la opinión ajena sobre uno mismo
Tipos de problemas de autoestima
Autosabotaje
Es un proceso mental que, de forma inconsciente, hace que evitemos alcanzar logros a los que aspiramos.
La principal causa del autosabotaje es la pérdida de autoconfianza, sobre todo en lo que concierne a las capacidades propias.
Complejo de inferioridad
Se habla de complejo de inferioridad en los casos en los que una persona se siente en menor valor que los demás. Se trata de una imagen irreal y distorsionada.
Inseguridad
La inseguridad viene motivada por la falsa creencia de que se es vulnerable, que se va a ser rechazado o que se va a ser juzgado por otras personas.
La inseguridad puede generar importantes consecuencias en la vida de quien la padece, pues lleva al aislamiento y, las personas inseguras, tienden a desarrollar mecanismos defensivos como actitudes egoístas, tener comportamientos defensivos o la búsqueda de atención permanente.
Cómo mejorar la autoestima
Sí se puede fortalecer la autoestima, llegando a tener una buena relación con uno mismo. Hay determinadas pautas que pueden servir para la mejoría de la autoestima:
- Dejar de castigarse
- Cuidar la forma en la que se habla a uno mismo
- Ponerse objetivos y metas
- Reconocer las cualidades de uno mismo
- Evitar los pensamientos negativos y tajantes
- Críticas constructivas
- Cuidar la postura corporal
- Dedicarse tiempo a uno mismo