¿Para qué sirven los tratamientos?

La familia es, sin duda, la mayor fuente de apoyo, o, quizá, la más visible, para la mayoría de las personas, ya que ésta proporciona compañía, apoyo emocional, consejos, ayuda, etc. La familia es el núcleo de una persona; siempre va a estar ahí, en las buenas situaciones o en las malas.

Acudimos a la familia cuando sufrimos una crisis, ya que es considerada como un “espacio seguro”.

Sin embargo, también puede ser causante de ciertas inseguridades, tanto externas como internas, por sus tensiones o bien por sus relaciones interpersonales. Esto se convierte en vulnerabilidad ante las crisis, pues las familias pueden llegar a verse dañadas, aunque también puede fortalecerlas a raíz de algunas situaciones críticas.

estrés del cuidador

Tipos de tratamiento para las enfermedades mentales

Antes de hablar de los tratamientos, hablemos de las enfermedades. Las principales enfermedades mentales se clasifican de la siguiente manera.

  • Trastornos del neurodesarrollo
  • Espectro de la esquizofrenia
  • Trastorno bipolar
  • Trastornos depresivos
  • Trastornos de ansiedad
  • Trastorno obsesivo compulsivo
  • Trastornos por trauma o estrés
  • Trastornos disociativos
  • Síntomas somáticos
  • Trastornos alimenticios
  • Trastornos de eliminación
  • Trastornos del ritmo circadiano (trastornos del sueño)
  • Disfunciones sexuales
  • Disforia de género
  • Trastornos del comportamiento
  • Trastornos relacionados con las sustancias y las adicciones
  • Trastornos neurocognitivos
  • Trastornos de personalidad
  • Trastornos parafílicos (trastornos en los que el sexo crea angustia o impedimentos personales)
  • Otros trastornos mentales

Si la enfermedad mental es leve con los síntomas bien controlados, el tratamiento primario suele ser suficiente. En cambio, hay ocasiones en las que es necesaria una atención más extendida.

  • Psicoterapia: hablar sobre la enfermedad y los temas relacionados
  • Tratamientos de estimulación cerebral: terapia electroconvulsiva, la estimulación magnética transcraneal repetitiva, la estimulación cerebral profunda y la estimulación del nervio vago
  • Programas de tratamiento hospitalario y residencial: ingreso en un hospital psiquiátrico o una residencia
  • Tratamiento por abuso de sustancias: cuando se padece una enfermedad mental, es bastante común consumir drogas o alcohol
trastornos de las enfermedades mentales

¿Cómo colaborar?

El apoyo familiar y del entorno es fundamental en la recuperación de una persona. Para que la familia pueda ayudar, debe primero interiorizar la enfermedad para después participar de forma activa en el tratamiento.

Es muy importante que cada miembro de la familia participe y aporte activamente en el tratamiento o la terapia, pues así se disfrutará del proceso y del cambio de una manera saludable y en familia.

En primer lugar, debe informarse acerca de la enfermedad, comprendiéndola, sabiendo qué es, por qué es provocada o producida, sus síntomas, los pronósticos qué tratamientos puede tener, etc.

Ser conscientes de lo que no hay que hacer es otro de los consejos, como por ejemplo no juzgar ni culpabilizar y no imponer a la persona que se anime.

Aprender de los profesionales lo que sí hay que hacer, como ayudar a aceptar la enfermedad, impulsar a la persona a que realice el tratamiento, comprender y ayudar y, sobre todo, darles valor a los pequeños pasos que vaya dando.

Colaborar con el médico aportando información sobre cómo es la relación familiar o qué comportamientos tiene la persona, y facilitando que ésta acuda a las citas médicas y asegurándose de, si es necesario, que tome la medicación.

También los familiares necesitan apoyo, por eso es recomendable que se cuiden a si mismos, teniendo tiempo de descanso y de ocio, pues así podrán ayudar de mejor manera a la persona con una enfermedad.

El “estrés del cuidador”

Como ya hemos dicho, el apoyo familiar es fundamental, pues las personas que sufren una enfermedad, en ocasiones, se quedan sin muchas de sus facultades, tanto físicas como mentales, perdiendo así su autonomía.

En cuanto a las familias, también pueden sufrir el llamado “estrés del cuidador”. Esto significa que tienen que lidiar con un gran desafío, lo que les provoca un nivel de estrés muy alto. El “estrés del cuidador” puede desembocar en depresión y/o ansiedad.

El “estrés del cuidador” puede verse en distintas formas:

  • Sentir frustración y enfado
  • Sentirse indefenso
  • Cometer errores provocados por el estrés, como confundir los medicamentos
  • Comenzar malos hábitos como fumar o beber
  • Sentirse agobiado y desbordado
  • Aislarse socialmente
  • Puede derivar en trastornos en la alimentación
  • Cansancio continuado
  • No disfrutar de las actividades que se solían realizar
  • Enfadarse con facilidad
  • Sufrir dolores de cabeza y de cuerpo

Asimismo, encontramos ciertas formas de aliviar este estrés, ayudando también a evitar ciertos problemas de salud. Estas medidas colaborarán también a cuidar de mejor manera y ayudar a la persona con una enfermedad, disfrutando de las gratificaciones que puede producir:

  • Asistir a ciertas clases donde enseñen cómo ayudar y cuidar de alguien con una enfermedad
  • Organizarse, estableciendo rutinas y tareas, y dividiéndolas en pasos pequeños en lugar de hacerlo todo de una vez
  • Descansar y tomarse tiempo para uno mismo
  • Cuidar de tu propia salud, realizando actividades físicas, alimentándose saludablemente y durmiendo de forma regular
  • Aceptar ayuda de otras personas, aunque sea en las tareas básicas de la vida diaria, como hacer la compra o cocinar, o incluso, por ejemplo, ir a dar un paseo con un amigo o familiar
  • Pensar que estás haciendo las cosas de la mejor manera posible y tomando las mejores decisiones posibles en todo momento